... ndo adiestraba al joven don Ramiro en el manejo de las armas. Adornaba su cabeza un casco de bruñido acero, no coronado de penacho alguno, sino sosteniendo un ave jeroglífica, primorosamente labrada ...
... , con escrupuloso aseo y tal profusión de finísimos lienzos de cama y tocador, tal bruñido de caobas y nogales, tan ingeniosa precaución contra moscas, mosquitos, hormigas y otros bicharracos ...
... vaya a la calle, y me deje solo. Solo y extático contemplaré el nogal de aquellos sillones y mesas, bruñido por la edad y el aseo, nogal que salió de los primeros árboles que dieron cosecha de nueces ...
... la casa se quedaron los cuatro hombres de armas; las damas subían ahora la escalera de bruñido roble, sin más escolta que las dos camareras. Dick las seguía de cerca. Era ya la hora del crepúsculo ...
... tres oficiales que llevaban bastones de oro, se distinguía el palanquín real, resplandeciente de oro bruñido.Moctezuma llevaba el cinturón y el amplio manto cuadrado —«Tilmati»— de su nación ...
De Cartago a Sagunto& 160;: 16de Benito Pérez Galdós No me afligieron m& 225;s de la cuenta estos siniestros augurios. Envuelto en la toga de mi resignaci& 243;n, esperaba sereno las derivaciones ...
... se limpia el tiro o la escopeta, señal es de la guerra sanguinosa; y cuando el arco de marfil bruñido de sus dientes Lucinda los despojos, con la saeta de su lengua asido, señal es que a matar ...
... una alegría viril: doblegar, quebrantar mi espíritu. Debía ser el instrumento perfectamente bruñido de una constante meditación.Me sumí en la secreta lucha del orgullo. De la parcela más esencial ...
... al cuello y me apretó mucho. Sus labios estaban secos, su frente parecía una placa de bruñido marfil, su voz temblaba al decirme:«Me vas a probar ahora que eres valiente.-¿Y cómo? -le pregunté ...
... su amigo. En el centro del copete del más grande de los armarios, había una chapa de metal bruñido, con dos nombres grabados sobre una fecha. Señalando a los nombres, dijo Leto: -Este es el blasón ...
... más tremendos que yo he visto. Era de notar que los zapatos de aquellos pies semejaban ébano bruñido; la camisa era blanca y tersa, y en la ropa no descubriría una mancha el microscopio, ni un cañón ...
... cuerpo, envuelto entre gasas rosas floridas de lirios negros, que hacían resaltar más sus cabellos de bruñido cobre, sus ojos garzos y sus labios rojos. Al verla entrar la Pancorbo, no había podido ...
82.223 palabras
Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar |
Más información